4

El Juicio
De Pilato

La Palabra De Dios

Mateo 27:22-26

“Pilato les dijo: ‘¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?’ Todos le dijeron, ‘¡Sea crucificado!’ Y el gobernador les dijo: ‘Pues ¿Qué mal ha hecho?’ Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ‘¡Sea crucificado!’ Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: ‘Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.’ Y respondiendo todo el pueblo, dijo: ‘Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.’ Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.” Mateo 27:22-26

Reflexiones

Ciertamente Pilato no fue inocente por la sangre de Jesús. Él supo que Jesús no había hecho nada incorrecto. Él supo que “entregar a Jesús” era consentir con su muerte. Clamando ser inocente al lavar sus manos no hizo nada por lavar su alma.

La actitud de Pilato es muy común—hoy muchas personas tienen una actitud despreocupada acerca de la cruz, pensando, “Nosotros no pusimos la corona de clavos en la cabeza de Jesús, Nosotros no llevamos los clavos en sus manos y pies. Nosotros tampoco estuvimos bajo la cruz, así que: “¿Cómo podemos tener cualquier responsabilidad por los acontecimientos del Viernes Santo?”

Pero fueron nuestros pecados—los suyos y los míos—que lo pusieron a Él ahí, lo que hicieron necesario para que Jesús viviera este momento. “El cual fue humillado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.” Romanos 4:25.

Este momento de arrepentimiento, renovación, y reflexión serán enormemente enriquecidas si cada uno de nosotros aceptamos nuestra parte en la crucifixión de Cristo al admitir que fue debido a nuestros pecados que todos los acontecimientos tenían que tener lugar. Usted puede que no haya pensado acerca de cómo su pecado llevó a Jesús a ser asesinado, pero lo hizo. Usted puede que no haya intentado que “al ir en su propio camino” requeriría que Jesús haya soportado tal brutal muerte, pero lo hizo. Nosotros lo hicimos necesario.

Oración

Señor, yo he estado viviendo una mentira, pero ahora yo quiero vivir por la verdad. Yo quiero aceptar mi responsabilidad en causar tú muerte para que yo pueda asumir la gloria de ser hecho vivo a través de tú resurrección. Yo te hice esto a ti. El agua no puede limpiar mi alma; sólo tú sangre puede quitar mi pecado. Señor Jesús, yo admito que no soy inocente de tú sangre y yo acepto que mis pecados hicieron necesario para ti el caminar este camino. En el nombre de Jesús, Amén.