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La Vía
Dolorosa

La Palabra De Dios

Lucas 23:26
Lucas 23:27-28, 31
Juan 19:17

“Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras de Jesús...” Lucas 23:26

“Y le seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?” Lucas 23:27-28, 31

“Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota.” Juan 19:17

Reflexiones

Observe ante usted de la recreación del famoso “Camino Romano.” Representa el camino que Jesús viajó: de donde las pruebas y la sentencia tomó lugar, al Gólgota (o Calvario), el lugar donde Jesús fue crucificado. Los lugares al día de hoy de estos sitios no son certeros, así que no sabemos exactamente que tan lejos Jesús caminó de las pruebas a la crucifixión; probablemente fue menos de media milla.

Observe las tres arcadas en frente suyo sin importar los tres mayores acontecimientos a lo largo del último camino terrenal. El caminar de Jesús de prisionero condenado a convicto asesinado fue subestimado a un severo estado deplorable. Él fue golpeado, azotado, y escupido. Él tenía tanto hambre como sed. Las vigas de madera que Él estaba cargando eran pesadas, y en un momento de debilidad Jesús tropezó.

La primera escena de la arcada representa a Simón a quien le fue ordenado por los soldados romanos llevar la cruz de Jesús al lugar de la ejecución. Simón era del Norte de África. No se sabe mucho acerca de él antes o después de la crucifixión, pero su pequeña parte al llevar la cruz—menos de 30 minutos de su vida—ha garantizado su lugar en la inmortalidad. Es una imagen reveladora de lo que más importa de cada uno de nosotros es nuestra relación a la crucifixión. Además, define nuestra natureleza humana. Ya sea que lo aceptemos y nos convirtamos en parte de este sacrificio recibiendo los beneficios, o que lo ignoremos y rechacemos abandonando su provisión espiritual.

Piense acerca de esto: este acontecimiento que estamos recordando hoy es el acontecimiento en toda vida humana que impactará literalmente a cada individuo que haya vivido o que por siempre vivirá. Lo que nosotros hagamos en respuesta al acto histórico de esta crucifixión (el cual no acreditado erudito podría posiblemente negar) afectará a cada individuo, para la eternidad—inclusive el destino de aquellos quienes no creen y escogieron ignorarlo.

La segunda escena de la arcada representa a las mujeres vencidas por el dolor ante el inminente sacrificio de este hombre inocente. Las palabras de Jesús son maravillosas. En medio de su dolor, Él les dice a las “hijas de Jerusalén” que lloren por ellas mismas y no por Él. ¿Puede usted escuchar la misericordia y compasión derramarse de la boca de Jesús? Aún mientras es torturado, aún mientras contempla una terrible ejecución, Jesús llora por usted—él mismo que hizo su muerte necesaria.

Observe la tercera escena de la arcada como una representación del Calvario. Con cada paso que Jesús tomó hacia esta transcendental colina él sabía que él estaba más cerca de una cruel, y torturadora muerte. Él estaba a un paso más cerca de tomar el peso del pecado del mundo sobre sus propios hombros. En cualquier momento, Jesús podría haber llamado a los ejércitos del cielo y detenido la crucifixión inmediatamente. Él podría haber evitado derramar otra gota de sangre. Él podría haber escapado los clavos que traspasarían sus manos y pies; él no tenía que sufrir la angustia espiritual de sentir que él había sido abandonado por el cielo y su Padre.

Aún así, Jesús siguió caminando determinado a completar su misión. Él lo hizo para que usted no tuviera que hacerlo.

Oración

Señor Jesús, ahora es claro para mí que la Vía Dolorosa, el “Camino del Dolor,” fue, para ti, un camino de amor. Exhausto más allá de toda convicción, tú seguiste caminando por mí. Gracias. Sobrio por el sacrificio físico y espiritual, que tú estabas a punto de hacer, tú lloraste por nosotros quienes podríamos quedarnos atrás. Bendito seas. Confrontados por la sombría realidad de una colina que podría mostrar tú muerte vergonzosa para que todos la viéramos, tú decidiste de todas formas ascender la colina y por consiguiente abrir las puertas a la vida eterna. No puedo agradecerte lo suficiente por tú fidelidad y sacrificio. Este viaje de media milla hace nuestro camino posible de la muerte espiritual a la vida espiritual. Gracias por darme un vistazo de que tan grande el costo fue pagado para mi salvación. En el nombre de Jesús, Amén.