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La Traición
Y
El Rechazo

La Palabra De Dios

Mateo 26:14-16
Lucas 22:34
Mateo 26:56

“Mateo Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los sacerdotes principales, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.” Mateo 26:14-16

“Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.” Lucas 22:34

“Más todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.” Mateo 26:56

Reflexiones

En los tiempos del Antiguo Testamento, 30 piezas de plata era el precio por un esclavo que era accidentalmente corneado hasta la muerte por un buey (Éxodo 21:32). En un cumplimiento profético que ocurrió siglos después, la misma cantidad de 30 piezas de plata fue todo lo que le tomó a Judas para acceder a entregar a Jesús en las manos de los líderes religiosos. Ellos intercambiaron al Salvador del Mundo, el Santo Hijo de Dios, el Mesías prometido, por el precio de un esclavo corneado. Si alguna vez usted se ha sentido subestimado o menospreciado, ¡Jesús puede entenderlo!

Hubo otros rechazos, todavía—aún más dolorosos. Uno de los discípulos más amados de Jesús, Pedro, al cual se le ha había dado regularmente especial acceso, terminó negándolo aún conociéndolo a Él a tres personas. Él estaba más preocupado de cómo se vería ante los ojos de una ordeñadora de vacas que en los ojos de su Señor. ¿Ha sido usted traicionado por un ser querido? ¿Ha experimentado usted alguna vez que alguien a quien usted ha amado tanto lo ha herido mucho? Jesús lo hizo.

El manto representa el resto de los discípulos huyendo (Juan huyó, dejando su manto detrás de él cuándo quienes le perseguían lo aprendieron). Jesús fue dejado completamente solo. Él se había derramado a sí mismo a sus seguidores; Él nunca los dejó a ellos. Pero cuando solo más importaba, cada uno de sus seguidores lo dejaron. Quizás usted se ha sentido igual—abandonado, traicionado, dejado solo… Usted les sirvió bien a otros, usted siempre estuvo ahí para otros, aún así en su propio momento de necesidad todos encontraron algo más que hacer y lo dejaron para que enfrentara su prueba, solo.

Nuevamente, Jesús puede entender completamente su dolor.

Quizás usted se identifique aquí más con los discípulos que con Jesús—quizás usted sienta que por el último año usted se identifique más con Pedro quien falló en hablar sobre su fe en Cristo, aunque él fue amado tanto por Cristo; quizás usted “huyó” a su propio consuelo o seguridad, preservando su propia reputación y placeres personales antes que seguir a Jesús para el servicio de la cruz.

Esto no se trata de la historia de los discípulos huyendo de Jesús—hoy, es sobre su propia historia. ¿Está usted huyendo de Jesús, o hacia Él?: ¿Está usted hablando—en el trabajo, en el hogar, en sus círculos sociales?—o ¿Lo está usted abandonando a Él para permanecer callado? De ahora en adelante, ¿Está usted dispuesto para permanecer junto a Él, completamente solo, si fuera necesario?, o ¿Huiría usted, dejando el manto detrás suyo?

Oración

Señor Jesús, me he sentido traicionado algunas veces, pero ahora veo que tú estuviste conmigo todo el tiempo, sabiendo exactamente como me sentía. Aunque fue doloroso, te agradezco por permitirme el compartir en tus sufrimientos y al estar unido a ti en una nueva intimidad cargada de traición compartida. En otros momentos Señor, yo he sido el traidor, yo te negué o traicione a ti. Yo fui tras mis propios deseos cuando supe que tú me estabas llamando para algo más grande, pero no quise enfrentar el ridículo o el sacrificio. Yo comprometo mi corazón nuevamente a valorarte a ti sobre todo lo demás, para atesorar la fe que tú has hecho posible, y para dar todo lo que tengo para ser un servidor de tu reino. En el nombre de Jesús, Amén.