8
AceiteY
Especias
La Palabra De Dios
Juan 19:39-40“También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.” Juan 19:39-40
Reflexiones
La cantidad de especies trajo el embalsamar a Jesús generosamente con derroche, a la par de entierros reales. Este fue un despliegue abundante de afecto y respeto. Aunque el cuerpo de Jesús fue malintencionado y cruelmente tratado antes y durante su crucifixión, después de su muerte su cuerpo fue tratado con cuidado en una manera real, apuntando hacia su función como nuestro Rey.
Las especias aquí reunidas son unas que jugaron un papel significante en los eventos de La Semana de la Pasión.
El Nardo, un escaso y fragante aceite fue importado de La India en vasijas de alabastro cuidadosamente-selladas. El costoso bálsamo fue una fragancia utilizada por María de Betania para ungir la cabeza y los pies del Mesías antes de su entierro.
La Mirra, es un aceite especial, bíblica, y exótico. Este aceite fragante viene de pequeños árboles que portan frutas del tamaño de una-ciruela. Era utilizada en los ritos de purificación y embellecimiento, en la fórmula del aceite de ungir del Antiguo Testamento (Éxodo. 30:23-25), y en rituales de entierro. La mirra era amarga al gusto, pero dulce al oler. La mirra sirvió como un cosmético más que un aceite de purificación. No fue utilizada para limpiarse, sino para agradar a los sentidos. En el sentido espiritual la mirra habla de morir a sí mismo para convertirse en un “aroma de dulce fragancia” para el Señor.
El Hisopo es un árbol bajo de hojas perenes, cultivado por sus flores más altas, del cual la fragancia es extraída. Mientras estaba siendo crucificado, cuando Jesús dijo que Él tenía sed, los soldados le presentaron el vinagre en una rama de hisopo: “Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. (Juan 19:29). Las ramas del hisopo fueron utilizadas por Moisés al administrar sacrificios de sangre en el Antiguo Testamento (Hebreos 9:19) y para limpiar una casa antes de la Pascua Judía (Éxodo 12:22). El hisopo simboliza la limpieza espiritual por el derramamiento de sangre: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.” (Salmo 51:7).
El incienso habla del fervor y el entusiasmo religioso (Malaquías 1:11). En los días de adoración en el templo, un dulce incienso conteniendo la planta de Boswellia era colocada en el altar interno del tabernáculo y quemada mañana y noche. El incienso fue también uno de los regalos traídos por los reyes magos poco después del nacimiento de Cristo, presagiando el hecho que Él nació para morir. Al mismo tiempo, la previa conexión del incienso con la adoración en el templo habló del cargo sacerdotal de Cristo a nuestro favor.
Adoración, Embellecimiento, Limpieza Espiritual, Sello Devocional. ¿No es increíble como aparentemente al “azar” las especias traían tales poderosas verdades teológicas? Cada elemento del Viernes Santo es un sermón en sí mismo, madurado con reflexión.
A como usted sostiene las ropas de la sepultura y huele las aromas de varias especias, recuerde el precio que Jesús pagó, y la respuesta generosa vertida por aquellos quienes lo enterraron a él tan honorablemente. ¿No deberíamos nosotros de mostrar nuestro amor en uno quien nos ha amado tan generosamente a Si Mismo? En realidad, de todos los regalos que usted le pueda dar a Dios, uno que Él sostiene más preciosamente es su corazón, eso es, su devoción personal. El Salmo 141:2 compara nuestras oraciones al “incienso.” ¿Porque no entregar su corazón nuevamente en una oración y devoción, un sacrificio “agradando al Señor”? Tome un momento para adorar a Dios, para exaltar su belleza, para agradecerle a Él por hacernos espiritualmente limpios, una promesa de ser siempre fiel y siempre intencional en seguirlo a Él, quemando su “planta de incienso espiritual” día y noche.
Oración
Jesús, yo quiero estar entre aquellos quienes reconocen tu valor, belleza, y sacrificio, y honrarte a ti apropiadamente. Yo quiero darte el regalo que más significa para ti—mi corazón, alma, y cuerpo. Ayúdame a no contener nada. Tú eres un Dios digno, completamente merecedor de mi dedicación total. Como una ofrenda fragante, a como mejor lo sé hacer, yo rindo todo de mi ante ti—así como tú rendiste todo por mí. En el nombre de Jesús, Amén.